A veces a mi casa, que conserva algo de naturaleza, llegan bichos raros que no logro identificar. Hoy fue uno de esos días en que apareció como una especie de zancudo con unas antenas increíbles, una cosa aterradora. Para no matarlo, mi marido decidió tomar una bolsita plástica y atraparlo en ella con el fin de liberarlo afuera.
La cosa es que yo ya salía por mis hijos al colegio y le dije a mi
marido que cuando fuéramos en camino, lo liberara abriendo el taleguito. Así
avanzamos en el auto unos cuantos metros cuando José abrió la bolsa y como iba
a una velocidad considerable, simplemente el bendito plástico salió volando.
-¡Ay caramba! se me escapó la bolsa, gritó mi marido y no habían pasado, lo juro, ni tres segundos, cuando una camioneta que venía de frente nos cerró el paso y una joven salió por la ventana del conductor gritándonos que no se iba a mover hasta que no recogiéramos la basura que acabábamos de tirar.
-¿Qué?, dije yo como dándole tiempo a mis neuronas para
captar el mensaje. Cómo explicarle que no la habíamos tirado sino que se nos
había salido volando, imposible que nos creyera ¿verdad? Me quedé pasmada otros
segundos, más porque la chica vociferaba y de pronto de la nada, en plena
vereda apareció "milagrosamente" un policía de tránsito que hizo mover la camioneta de allí, no
sin antes la mujer le contara, lo malvados, degenerados y desgraciados que habíamos
sido al botar un plástico por la ventana.
La camioneta se fue y el policía se nos acercó y nos dijo
que nos habían acusado y que eso podía significar un comparendo ambiental por ser "malos ciudadanos".
Cuando iba a abrir mi boca para explicarle, no tuve nada que
decir porque tampoco el policía nos iba a entender, pero en todo caso el agente
arrancó, se fue y nosotros con mi esposo quedamos en shock.
Me di cuenta que en un segundo todo puede cambiar, que nos
dejamos llevar por nuestro sentidos y sin más somos capaces de juzgar, de armar
un problema por no escuchar, de poner etiqueta sin conocer. ¡Horrible!
Quedé con ese sin sabor y aburrida… pero me llevo un pequeño
aprendizaje en esto que siendo coherente, debo ponerlo en práctica en mi vida:
No dejarme llevar por las apariencias. ¡Vaya… que difícil!
-Lapuente