Te casarás tres veces...

Había un aislado y exótico toldo morado en el fondo del parque. Paradójicamente en medio de tantos juegos mecánicos, llenos de luz brillante y sonido ensordecedor, ese espacio parecía lejano, silencioso y muy llamativo. Igual, allí fui a parar cuando las montañas rusas y las atracciones extremas me hastiaron, pero es que extrañaba a mi esposa que andaba de viaje y por ello me decidí por este ridículo programa para divertirme “solo”. Sin querer queriendo me acerqué a la entrada y con cuidado corrí la cortina que hacía las veces de puerta.

Al interior una luz cálida, una mesa con velas y una mujer de mediana edad, sentada leyendo. No se sorprendió con mi presencia, es más, creo que me esperaba. Me hizo seguir y sin preguntar empezó a barajar las cartas del naipe.

-¡Oiga no! Yo no creo en eso.

-¡Claro que crees! Parte el mazo por la mitad y pásamelo.

Hizo luego un abanico con las cartas, poniéndolas sobre la mesa para que escogiera nueve. Una a una se las fui pasando y ella las fue acomodando de a tres, en cada línea. Las miró con detenimiento, las estudió cuidadosamente, hizo gestos, sonrió, torció la boca y cerró los ojos por alrededor de cinco minutos que se me hicieron eternos y bochornosos, hasta que por fin se decidió a hablar.

-¡Vaya vaya! me dijo con tono sorprendido. Con estas nueve cartas no será suficiente.

Tomó otro mazo y pidió que hiciera lo mismo que con el anterior. Dieciocho figuras relucían sobre el mantel de lunas y estrellas, mientras que ella ponía su dedo índice con su larga uña pintada de negro en cada una y hablaba para sí misma. Encendió un cigarrillo y se manifestó:

-Esta lectura está llena de cosas inusitadas que son el resultado de tus acciones en la vida anterior. Aquí dice que te casarás tres veces y te aclaro desde ya, que no hay nada para poder evitarlo.  La primera, por la iglesia católica. La segunda, a través de una ceremonia civil y en la tercera no estarás casado sino en unión libre. En la primera, que supongo es en la que estás ahora, tú la querrás mucho a ella pero ella… no mucho a ti. Te está siendo infiel. En la segunda, tú, casi no la querrás y te aburrirás, pero ella te adorará. En la tercera donde tú ya serás un hombre maduro y ella una jovencita, los dos se querrán mucho y de allí nacerá un hijo varón.

-¿Cómo? ¡Pero esto es una locura! ¿Mi esposa infiel? ¿Y tendré un hijo solo cuando sea viejo?

-Sí señor, eso dicen las cartas sobre tu destino y te garantizo que de la manera como trates a tus dos primeras esposas, se forjará para bien o para mal el destino de tu hijo. Las deberás tratar con respeto a pesar de todo lo que surja.

-Pero no entiendo… ¿Qué tiene que ver ese niño que tendré, con mis supuestas dos primeras esposas?

-¡Mucho!… ¡Ojo! Tus tres esposas son hermanas pero aún la tercera no ha nacido.

@Lapuente