Me picaron las ganas de caerle
y fui a la zona del camping.
La familia, muy picada
y aún así, les piqué el ojo para saludarlos.
Ella sin embargo, chiquita pero picosa,
me dio un gran pico y
me ofreció un plato picante.
Me picó la curiosidad
nunca lo había probado.
De pronto, un picor en la garganta,
sumado a las picaduras de los mosquitos,
me tumbó al piso, revolcándome;
todo me picaba.
Me picó la intuición de que tal vez,
era alérgico a su familia, al tabasco,
a los mosquitos, pero sobre todo a ella
que mientras que yo sufría,
picaba hielo, tranquila, para su limonada.
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