Las evidencias - parte 2

Continuación de la PARTE 1

Apagué el teléfono para no apabullarme con tanta presión y le di vueltas a todas las posibles soluciones. Pasé horas y horas tratando de encontrar la salida, hasta que por poco me da un infarto cuando sonó el citófono. Corrí a contestarlo y el portero con voz adormilada me comunicó que el señor Esquivel necesitaba hablar conmigo.

–¡De ninguna manera! le dije angustiada, -¡Cuidado don Pedro! ese hombre es peligroso y colgué. Volvió a sonar el aparato y esta vez al otro lado Esquivel con tono de “yo no fui” me dijo:

-Oye perdóname, no fue mi intención hacerte daño. Yo no soy así, no sé qué me pasó. Ven, sal un momento y hablemos. No me iré de aquí hasta verte.

–¡Páseme a don Pedro!...y escuché la voz del vigilante de nuevo: -¿Si señorita qué necesita?

-Don Pedro... voy a salir pero me jura que se va a estar al lado mío porque ese hombre es un loco.

-Bueno señorita no se preocupe.

Caminé por entre las casas hasta que llegué a la portería y allí estaba de pie el estúpido con un ramo de flores. Me ubiqué lejos por precaución.

-Mire señor, esto es acoso, yo no tengo nada de que hablar. Es claro que usted es una amenaza para las mujeres. Lo denunciaré a las autoridades con pruebas... me temblaba la voz.

-Calmate, tranquila, vengo en son de paz. Mira... hasta te traje flores. No es para tanto, al fin y al cabo no te hice nada.

-Pero porque yo salí corriendo. ¡Váyase ya!

-Cariño ya no más. Mira recíbeme estas flores y además tengo aquí tu portadocumentos que se te cayó del bolso cuando huiste de mí.  

Me sorprendí. ¿Cómo carajos no me di cuenta de que me faltaba?

-Don Pedro, venga, este tipo me va a entregar una cartera de documentos. !Acompáñeme!


Don Pedro caminó conmigo hasta la reja y estiró la mano para recibir el objeto. En ese momento sentí gotas calientes en mi cuerpo. Don Pedro gritó y cayó arrodillado. Esquivel nos había rociado con un líquido que nos quemaba.

-¡A mí nadie me va a joder, así que más te vale no hacer nada en mi contra! ¿Entendido?

El otro vigilante vino corriendo hacia nosotros y desenfundó su arma. -¡Quieto ahí o disparo! dijo mientras que por un aparato avisaba a la policía de la zona: "Atención! ¡Delincuente a la vista en la manzana uno, hay dos heridos!"

Esquivel corrió hacia el auto, tomó un arma y giró apuntándonos. Fue cuando el celador disparó primero y lo dejó allí tendido en el piso. Don Pedro y yo nos revolcamos literalmente de dolor porque la sustancia nos quemó la ropa y luego penetró la piel. Rápidamente llegó la policía. Esquivel herido se levantó tambaleante, se metió a su auto y arrancó por lo que los agentes empezaron a perseguirlo.

Mientras tanto el vigilante ágilmente llamó a la ambulancia. Estábamos muy mal. Don Pedro y yo tendidos en el suelo llorando como niños, quedamos desmayados del dolor.

Tiempo después de mi recuperación y estando en terapia empecé a recibir correos de docenas de mujeres que habían sido víctimas de Esquivel. Gracias a los videos y sus denuncias al tipo le dieron 15 años de cárcel, sumados a otros 20, porque en su intento de huir aquella noche, atropelló de muerte a dos personas. Don Pedro y yo tuvimos quemaduras de primer grado en pecho y extremidades inferiores, debido a un ácido que nos había arrojado el delincuente y pasamos meses en el hospital. Luego supe que Esquivel tenía esposa y dos hijas.

@Lapuente