De la silla al ruedo




El sillón, desde donde veo pasar las escenas de este convulsionado momento, no es el del cine en 4D que vibra, humea y rocía agua, más bien es un objeto que gira a tal velocidad, que muestra un borroso panorama en 360 grados que impide a mi mente digerir, aunque esté a punto de vomitar.


En este punto, vomitar sí es la solución; sacar las sustancias venenosas que me queman, a través de un protocolo de emergencia que utilice el arte... escribir, pintar, cantar, bailar… como la catarsis que prepare a la mente para que desde lo anímico sea capaz de razonar, sin seguir mareada.


Esa perspectiva no hace desaparecer el asco que producen las escenas, más bien lo aumenta, al hacerse evidente la magnitud de las grietas nefastas, sobre las columnas que sustentan esta sociedad.


En este punto el sillón ya no funciona y es necesario pararse y caminar hacia la participación. Leer… si mis amigos, leer entre líneas, leer la letra grande y la pequeña, porque los lobos están listos para devorarnos debido a nuestra ignorancia sobre la historia, que... aunque contada de manera imperfecta y nunca objetiva, está allí para no perderla de vista jamás.


Al comprender ese pasado y profundizar sobre nuestros más grandes pecados, se evidencia la pobreza física que ha perdurado sobre estas ricas tierras a lo largo del tiempo, al mando de los que hemos elegido como gobernantes, con una "gran pobreza mental" acompañada de mentiras y cinismo.


De la silla al ruedo, ya es imposible ser sólo un espectador. ¿Qué proponer desde lo que cada es?


-Lapuente