La desaparición
En esa madrugada del sábado se nota que en el video, seis tipos skinhead llegan a golpear a un habitante de la calle que allí dormía. Llevaban unos minutos en su acción despiadada cuando en la acera del frente se observa que se detienen unos jóvenes (tres muchachos y dos chicas). Mientras que estos se agarran la cabeza y se miran entre sí, cae un impresionante rayo de luz que ilumina el sitio. Al volver a la normalidad, en el video los cinco jóvenes han desaparecido. Algo hace que los skinhead giren su mirada hacia donde los jóvenes estaban antes y deben haber visto algo aterrador porque salen corriendo despavoridos. Como puede el habitante de la calle camina despacio y adolorido hacia la otra acera hablando con alguien y se ve que lo alzan y lo llevan, pero ante la cámara luce como si levitara.
El ejecutivo
Liliana había terminado su curso de conducción recientemente y salió esa noche de la universidad en su auto nuevo junto con tres compañeros. Quedó de acercarlos a la estación a cinco minutos de allí. Desde que giró para tomar la avenida se topó con un fuerte trancón. Se acercaba al semáforo cuando se cortó la energía del sector, quedando a la deriva. Los acompañantes se asustaron, “¿ahora cómo vamos a hacer para cruzar?” dijeron. Pero ella confiada aseguró…”tranquilos que mi ángel ya está trabajando en ello”. Cuando llegaron al cruce un hombre vestido de ejecutivo apareció y le hizo señas para que lo siguiera hasta el otro lado. El hombre hábilmente detuvo todos los autos para que la chica fuera pasando. Cuando lo lograron quisieron agradecerle, mas este ya se había perdido entre los carros. ¿Pero que fue eso?, gritaron los amigos.
El
terrible deseo
Delia tenía una pequeña cafetería con su madre, en el piso 35. Madrugó como siempre para alistar la máquina y atender a los proveedores. Cuando llegó hizo su meditación y se le ocurrió la idea de retar al universo. “Si realmente los ángeles existen” dijo en voz baja “que me den una señal pues últimamente las cosas no van bien en mi vida”. Empezó a temblar muy fuerte. Su madre que acababa de salir del ascensor se agarró de lo que pudo y Dalia notó que se le había venido la sangre por la nariz, tal vez por la impresión. “Mamá es mi culpa y ahora tienes sangre en la cara”. El comité de emergencias que ya se alistaba, al verlas pensó que estaban heridas y las desalojó por las escaleras llamando al resto para que se les uniera. El edificio se remecía y temían que las escaleras se fueran a desplomar. Sin embargo todos bajaban con una tremenda calma. Faltando unos pisos para llegar al lobby se detuvo el temblor, pero se escuchó un gran estruendo. Salieron por fin y los esperaba una ambulancia que había llegado al lugar. Supieron allí que todos los techos falsos de los últimos pisos se desprendieron pero que afortunadamente no había un solo herido, bueno a excepción de la mamá de Delia.
Los tres microrrelatos están basados en hechos
reales.
@Lapuente
Las
fotos fueron tomadas de la internet
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