Hola hermanita… gracias por preguntar...
Te cuento que en estas últimas semanas, ¡sí que me han pasado cosas!
Ya Esteban se fue de casa hace varios meses con Diego y Sergio y
están viviendo en el apartamento que teníamos arrendado. Aquí, la nena y Martín lo han tomado bien y me
están apoyando en la medida de sus posibilidades y de acuerdo con sus edades. Esteban no ha dejado de cumplir con
sus obligaciones y por eso no tengo queja.
Debes de saber lo que se le ocurrió a tu linda sobrina y
a tu "ex cuñado", jejeje, suena raro, para que todo esto fluyera de una manera cordial. Los dos me han
dejado… “pasmada”. Es que la nena me había visto tan ofuscada en este tiempo, que decidió “dizque inscribirme” en un concurso llamado “La mujer
hacendosa del año” cuyo premio era de US$5.000. Por supuesto cuando lo hizo no
me contó nada sobre la bendita competencia que encontró, en una publicidad
religiosa en Facebook, pero sí que le comentó
a su padre que yo tendría opción de ganar si él enviaba una nota de
recomendación, como requisito obligatorio.
¿Puedes creer? ¿Yo una "mujer hacendosa" que depende de el ex esposo para ganar?
¡Pero eso no es todo!… Para nada esta hermana tuya, cumplía con ninguno
de los requerimientos que exigían, porque aparte de que debía estar
casada, también tenía que ser de la religión que promulgaba el evento… ¡no lo era!,
que mis hijos estuvieran en reconocidos colegios de esa corriente y ya sabes
que están en uno, de libre pensamiento; que fuera un ama de casa excepcional
mientras que el esposo fuera el sostén económico… y estamos separados y así
otros detalles increíbles y un poco retrógrados para esta época.
Resultó que tu sobrina terminó de convencer a Esteban
de que ese premio “nos convendría” porque con todos los gastos de esta separación y mi necesidad de levantar la empresa y tener recursos, me estaba dejando exhausta. De alguna manera, la
niña pensó que su padre tenía algo de culpa, y que por lo tanto podría
reivindicarse si mandaba el dichoso mensaje a un correo electrónico. -Papá tu
eres abogado, ¿Cómo no vas a poder decir algo maravilloso de mamá, por todos
estos años que vivieron juntos? Le insistió.
Solo sé que recibí una notificación hace unos días de que me había ganado el premio. ¡Siiii! ¡Qué locura! Tuve que sentarme primero y luego pedirle a mis hijos que me explicaran lo que eso significaba y allí fue cuando la nena me contó todo. Para reclamar el dinero y el galardón, tendría que leer un discurso que en realidad era la nota que Esteban había enviado al concurso. Y Allí comprendí, que lo que escribió debió ser tan contundente que logró convencer a los jueces de que yo, lejos de ser una mujer hacendosa merecía tremenda recompensa.
Así que el día estipulado estuve en ese gran auditorio, con todas esas mujeres hermosas, bien puestas y sobre todo expectantes ante alguien tan ajena como yo. Subí a la decorada tarima, muerta del susto, a leer por fin, lo que mi ex esposo decía de mi:“Honorables jueces”
“Mi hija inscribió a su madre en este extraño certamen y
me pidió aportar algo escrito, como requisito indispensable para que ella
clasificara a la final. ¿Qué es esto?… pensé, ¿Cómo se atreven a creer que yo soy
el dueño de un ser humano? Pero luego sentí que sí tenía mucho que decir, aunque
no fuese necesario para una madre, esposa y sobre todo mujer maravillosa, capaz, inteligente y responsable.
Yo creo en ella, yo… el hombre que caminó a su lado por
tantos años, ni más adelante, ni más atrás, solo a su lado, tratando de
construir entre los dos una familia y una vida. Sucedió, sin embargo, que ambos
teníamos sueños particulares, nacidos de ciertos talentos y habilidades que el
universo nos había otorgado y de pronto en este andar, la balanza se empezó a inclinar.
Siendo ambos profesionales, yo tomé grandes y largos pasos de distancia y fui
alcanzado el éxito, pero ella se quedó atrás tratando de integrar lo suyo con
el hogar, los hijos y las obligaciones y aún así, lo hizo con amor.
Para su desventura, tuvo que depender de mi
económicamente porque no hubo ya mas tiempo para su emprendimiento. Así se empezó a minar aceleradamente. Servirme
a mi y a sus hijos no lo era todo, yo lo sé. Ella tenía simplemente el derecho
de ser y de hacer eso que amaba pero que yo le impedía alcanzar. Creo que por
su propio bien y por su salud se resignó calladamente y dejó de tener esa
chispa entusiasta que me conmovía hasta la médula.
La amo, pero no me perdonaría frustrar sus sueños. Ella
fue mi sostén moral para lograr los míos y estoy muy agradecido. Ahora es su turno. Me hago
a un lado, por el tiempo que ella requiera y estaré viviendo con dos de mis
cuatro hijos, haciéndome responsable de ellos sin perder el contacto con su
madre y con mis otros dos hijos. Estaré ayudándole en lo que ella necesite y siendo
testigo de cómo va tomando de nuevo las riendas de su vida y de su trabajo y yo
tomando las mías, mas allá de rol patriarcal de ser el "dador de dinero”.
Ella es en definitiva, la mujer que me ha enseñado lo
que es ser hombre, compañero y amigo y no un amo, ¡Qué tal! Si una mujer así
no gana este premio ¿quién podría? En el siglo XXI es inaceptable creer que
detrás de un gran hombre hay una gran mujer, aunque probablemente así lo sea. Es el tiempo, más bien, de dejarlas florecer y que por
fin se grite a voces que detrás de una gran mujer probablemente pueda haber un
hombre seguro de sí mismo, que no encuentra el momento para que su esposa
tenga ese mismo destino y brille con luz propia.
¡Vuela mi amor! Sé, de lo que eres capaz.
Atentamente,
Esteban Giraldo
Hoy paradójicamente, la organización de ese evento me he pedido que envíe un discurso con mis propias palabras para publicarlo en el Facebook del concurso y me ha solicitado asesoría, conociendo el propósito de mi empresa.
¡Genial! ¿Cierto hermanita?
©Lapuente