Aunque la historia que se relata en este poema es de mi invención, igual está dedicada a los fallecidos de la tragedia que ocurrió el 24 de julio de 1938 durante una ceremonia militar en el Campo de Marte de Santa Ana (actualmente el Cantón Norte en Usaquén, Bogotá), Colombia.
Durante la muestra, un avión Hawk II F11C de la Fuerza Aérea Colombiana, al mando del piloto César Abadía, que realizaba una acrobacia, perdió el control y se estrelló contra la tribuna. Más de 50 personas, entre civiles y militares murieron, entre ellos mi tío bisabuelo y su esposa y más de cien resultaron heridas.
En la tribuna, a la que asistían no menos de 500 invitados, se encontraban el saliente presidente colombiano, Alfonso López Pumarejo, y el electo, Eduardo Santos, quienes resultaron ilesos.
(Wikipedia)
La revista de Santa Ana 1938
En la mañana sombría
En que todos aguardaban
Pues volarían los halcones
Con sus alas desplegadas...
Despierto desde temprano
Vistió sus mejores galas
ya que ese mismo día
El joven pediría a su amada.
Atravesó la ciudad
Con ese estilo campante
Desde el centro hasta Santa Ana
Hacia el gran Campo de Marte.
La gente lo vitoreaba
En tarimas improvisadas
Mientras los soldados en desfile
Con espadas saludaban.
Su amada enamorada
Desde el balcón lo bendecía
Y él se subió al avión
mientras orgulloso lucía...
En el cuello el pañuelo
Con el perfume de Diana
Y creyó ser invencible
Y quiso reivindicar su fama.
Voló un par de veces
Por encima de la doncella
Y con pañuelo en mano
Gritó su amor por ella...
Pero perdió el control de su nave
Y se precipitó a la tierra
Mientras todos corrían
Con esa mirada que aterra.
Se llevó pues a su novia
Y a decenas de almas,
Y él también se diluyó entre el fuego
Que rompió toda la calma.
Y lo que bien empezó
Al querer en ese día celebrar
En una tragedia absurda
terminó por recordar...
Que la osadía de aquel hombre
que su Halcón de caza apreciaba,
no era de ninguna manera
la que su amada anhelaba.
©LaPuente
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